Paula Barbieri cuenta su relación con Dolph Lundgren en su libro biográfico

Víctor Skrebneski era mundialmente conocido por su impactante trabajo en blanco y negro. Descubrió a Cindy Crawford y creó Willow Bay para Estée Lauder y tomó una de las fotografías más sorprendentes de Bette Davis jamás tomadas. Ahora quería contratarme. Comenzamos con un pequeño trabajo de catálogo en Palm Springs. Adoré a Víctor desde el principio. Era un hombre tan educado y distinguido, tan bien vestido y bien hablado, tan gentil y afectuoso como cualquier padre.

Apenas nos estábamos conociendo cuando me hizo pararme sobre una roca, tal vez a medio metro del suelo. Luego me pidió que cerrara los ojos; Víctor tiene un fuerte sentido del detalle artístico, incluso en su trabajo de catálogo.

El único problema era mi miedo a las alturas. Tan pronto como cerré los ojos, el viejo terror se apoderó de mí y caí al suelo. Víctor me hizo caso omiso y a partir de ese momento me llamó "Bebé". Me contrató en el acto para un ensayo fotográfico de Vogue italiano sobre Hollywood.

Ese trabajo me llevaría a un nuevo nivel. De repente me encontré trabajando con modelos estrella consagradas como Sandra Freeman y Renee Simonson, que aparecía en la portada de casi todas las revistas Vogue del mundo.

Lo más destacado de mi sesión de Vogue italiana fue un desnudo de perfil frente al famoso cartel de Hollywood. Estoy sosteniendo un Variety y usando zapatos de color rosa fuerte, con las montañas y la ciudad detrás de mí. Era sensualmente artístico y técnicamente perfecto y algo divertido, todo al mismo tiempo.

También fue mi primer desnudo, lo que me puso nerviosa. Pero cuando trabajas con un maestro como Víctor, no hay lugar para la autoconciencia. Te pierdes totalmente en el proceso.

Otra toma se realizó en Universal Studios, donde me pidieron que me pusiera de pie sobre la mano de King Kong. Mi fobia me golpeó con toda su fuerza tan pronto como levanté el pie de la plataforma para subir. Cuando Víctor me fotografió, las lágrimas corrían por mi rostro. Ese día no tuve que fingir mi miedo al gran simio.

Pero la imagen que cambió mi vida fue una toma grupal en una habitación de hotel con Renee, Sandy y Dolph Lundgren, que acababa de salir en Rocky IV y Masters of the Universe. Estábamos los cuatro juntos en la cama, aparentemente desnudos, pero estratégicamente cubiertos por una sábana.

Dolph estaba con el torso desnudo. Renee, Sandy y yo llevábamos diamantes Bulgari por valor de un millón de dólares, auténticos. Víctor me tenía recostada contra Dolph, con una piedra del tamaño de un huevo de petirrojo en mi dedo. Luego me puso al límite: me dijo que pusiera mi mano sobre el muslo firmemente musculoso de Dolph. Dios mío, pensé. Nunca había visto a un hombre a la altura de Dolph Lundgren. Medía un metro noventa y cinco, con cabello rubio brillante y hombros lo suficientemente grandes como para sostener el mundo entero.

Después de saltarme un momento, maldije los torpedos y coloqué mi mano según las instrucciones... y por primera vez supe lo que significaba cuando decían "El tiempo se detuvo".

En ese momento perdí la pista de los diamantes, de los guardias, de Sandy y Renee, incluso del comandante Victor Skrebneski. Todo lo que podía ver era esta escultura de Miguel Ángel en carne y hueso. Todo lo que podía sentir era el calor de la pierna bronceada de Dolph -tan dura, tan suave- y un pequeño temblor en mis dedos. Como si mi mano estuviera conduciendo algún extraño flujo de energía.

Víctor y su ayudante, Dennis, se dieron cuenta enseguida de lo que pasaba. Estaban tan contentos como podían estarlo.

La bebé estaba enamorada.

No intenté engañarme; sabía que me había vuelto loca. Pero dejé de lado a Dolph cuando consiguió mi número de teléfono y empezó a invitarme a salir. Además, tenía todo el trabajo que podía soportar después de la sesión de Vogue Italia, hasta dos semanas al mes sólo con Víctor. Necesitaba centrarme en mi carrera. Mi enamoramiento de Dolph era tan intenso que me había asustado.

Y tal vez sentí, incluso entonces, que algo andaba mal con esta imagen increíblemente hermosa, esta fantasía que estaba tejiendo y reprimiendo al mismo tiempo.

Dolph siguió llamando durante el mes siguiente y yo seguí rechazándolo. Una tarde estaba trabajando en Miami, enferma de gripe, cuando recibí una llamada de Tom Hahn, en aquel momento agente de mi agencia de modelos de Los Ángeles. Me confirmó un trabajo en Malibú para la mañana siguiente.

"Estoy demasiado enferma, Tom, simplemente no puedo", protesté. "No puedo subir a otro avión ".

"Escucha", me dijo, "te van a pagar diez mil dólares al día por hacer una simple toma besándote con un tipo. Sólo súbete al avión y descansa en el camino, y tendrán un auto allí para llevarte al trabajo".

Aquel vuelo fue una de las peores experiencias de viaje de mi vida. Tenía fiebre y sudores, y apenas encontré fuerzas para desplomarme en el auto en el aeropuerto de Los Ángeles. En Malibú conocí al fotógrafo, Firooz Zahedi, y le dije que no podía hacer una foto de besos: "Voy a enfermar a ese tipo y eso no es justo".

El fotógrafo sonrió y dijo: "Está bien, ve y díselo al cliente. Está en la playa. Estoy seguro de que podemos llegar a un acuerdo".

Fui a la playa y allí, a la orilla del agua, estaba Dolph, tan grande como la vida. "No pude conseguir una cita contigo", explicó, "así que pensé que tendría que pagarte para que vinieras a verme".

A pesar de lo enferma que estaba, acabamos haciendo algunas de las fotos más bonitas de esa sesión. Me apoyé en Dolph durante todo el día. Me dio vitaminas, me cuidó.

"Se me acaba de ocurrir algo", dije hacia el final. "¿Tienes jacuzzi?"

"De hecho, tengo dos."

Fuimos a la casa de Dolph en Mt. Olympus y el jacuzzi me quitó la gripe. Mientras yacía en el agua arremolinada, relajada y en paz, supe que era inútil luchar contra algo que ambos queríamos, algo que yo necesitaba. Sabía que no podía dejarlo.

A partir de ese día, mientras durara, Dolph Lundgren sería mi mundo, mi vida.

Cinturón negro de tercer grado, Dolph me había enseñado bastante kárate. Una noche, en una fiesta VIP tras el combate entre Tyson y Spinks en Atlantic City, me levanté para bailar con un grupo de chicas. Cuando Refrigerator Perry, el jugador de fútbol americano de tamaño gigante, se unió a nuestro grupo, Dolph se enfadó. Me agarró del brazo para apartarme, momento en el que los enormes amigos del Sr. Perry rodearon a Dolph y le quitaron sus manos de mí.

Borracho y frustrado, Dolph permaneció en la limusina durante todo el camino de regreso a Nueva York. Cuando llegamos a la suite de nuestro hotel, estalló. Corrí a la ducha para alejarme lo más que pudiera. Después de que Dolph invadió el baño, pasé arrastrando los pies y recogí mis maletas. Dolph intentó quitármelas de un tirón y luego me amenazó: "Si te vas, voy a saltar", mientras salía por la ventana y no quería escucharlo y seguí moviéndome hacia la puerta. Enfurecido, Dolph me agarró por los hombros con fuerza.

Aplané el dorso de mi mano y golpeé a Dolph de lleno en la nariz, como él me había enseñado. Cayó como un árbol, tapándose la nariz; lo único que faltó fue que alguien gritara: "¡Fuera abajo!". Salí corriendo de la suite, sin ganas de revancha.

Es un gran sentimiento ser amada por lo que eres, en lugar de por el ideal que un hombre quiere que seas. No uso maquillaje, por ejemplo, ni siquiera en ocasiones formales. Me harté de eso en el trabajo y llegué al punto de vista francés: que las mujeres a menudo usaban maquillaje como una forma de esconderse.

Dolph Lundgren me trajo un labial rojo brillante, y para complacerlo, lo usaba en contra de mi voluntad. Mis labios de gran tamaño, "sensuales",  si se quiere- llegaban tres días antes que el resto de mi cuerpo. El pintalabios rojo me hacía parecer el Joker de Batman.

Con Dolph Lundgren, el actor sueco que fue mi primer amor, había aprendido lo que significaba salir con una cara conocida. No me había gustado del todo. Una vez iba a acompañar a Dolph a Dallas, y en el último momento me suplicó que fuera con él. Odiaba dejarle; me subí al avión.

Después de aterrizar fuimos directamente a un centro comercial para una firma de vídeos. Mientras la cola se acercaba hacia Dolph para pedirle autógrafos, vi a una joven pechugona que tenía problemas escritos por todas partes. Cuando llegó al frente, metió la mano en el bolsillo de Dolph y le agarró la entrepierna. Me miró y le dijo: "¿Es tu novia?". Con las cámaras alrededor, sabía que no podía reaccionar. Era una sensación terrible, de estar atrapada

Nunca pasó nada parecido cuando estaba con OJ (refiriéndose a agarrada de la entrepierna de Lundgren por parte de una fan). No era que evitara al público. Mientras que Dolph era reservado y protector, OJ era accesible a todos. Bromeaba con el acento de la gente, les preguntaba de dónde eran. Entablaba conversación con los clientes de una tienda de ropa o con el chico que le echaba gasolina. Los dos éramos así; nos gustaba averiguar qué le gustaba a la gente.

No me importaban sus momentos más groseros; me halagaba su atención, su admiración. Mis mayores emociones con OJ venían de fuera del dormitorio. Había tenido un amante mucho mejor en Dolph: más creativo, más enérgico. Pero lo que le faltaba a O.J. en resistencia o imaginación lo compensaba con humor y romanticismo. "Con amor, todo es posible / Si creemos... cantaba a pleno pulmón, con una gran sonrisa. Puede que nuestro dúo no sonara precisamente como el de BeBe & CeCe Winans, pero la intensidad de las palabras nos arrebataba.

Nuestra relación siguió mi patrón con Dolph: un noviazgo vertiginoso, luego una serie de decepciones plomizas. Con el paso del tiempo, OJ. Mintió tan escandalosamente que incluso yo tuve que denunciarlo. Pero una vez más, me quedé demasiado tiempo después de que las cosas se pusieran feas. No tenía por qué volver a OJ. un mes antes de los asesinatos. En el fondo sabía que nada sería diferente.

La Biblia me ha enseñado que Dolph y O.J. Definitivamente estaban equivocados en una cosa. He decidido que, después de todo, está bien amar completamente. Mientras siembras, cosecharás. Siempre daré mi corazón y mi alma cuando amo. Ese es el tipo de persona que soy.

Cuando rompí con Dolph Lundgren, mi novio a finales de los ochenta, era un desastre emocional. Había tenido poca experiencia con hombres antes de Dolph. Era el único con el que había vivido, el primero al que me había encariñado tanto... y el primero que me rompió el corazón en pedazos. ¿Cómo pude elegir tan mal?

Tras meses de terapia con una mujer llamada Margaret Paul, empecé a entender mi problema: utilizaba la intimidad de forma poco saludable. No era promiscua; siempre he sido una mujer de un solo hombre. Pero en mi urgencia por conectar con Dolph, me precipité al sexo demasiado pronto en nuestra relación.

Como resultado, no tuve oportunidad de conocer a Dolph ni de comunicarme a otros niveles. Lo más importante es que no me había tomado el tiempo para averiguar si él era el adecuado para mí. La pasión nublaba mi visión, hundiéndome en relaciones equivocadas por motivos equivocados.

Dolph y yo casi siempre fuimos grandes amantes. Sonaban las campanas, se movía la tierra... todos esos clichés. A veces me daban ganas de cantar el himno nacional sueco como agradecimiento. Me comportaba como muchos hombres; daba por sentado que mientras hiciéramos el amor todo lo demás estaba bien. Me entusiasmaba todo lo que Dolph me enseñaba. Aceptaba todos sus caprichos (incluso si eso significaba renunciar al control del mando de la tele en la cama; eso sí que es una locura). En el proceso, no me di cuenta de que Dolph me engañaba a diestra y siniestra.

No hay nada como el amor joven cuando nunca has conocido mentiras ni trampas. Con Dolph mi corazón era incondicional: infantil, inocente, confiado. Éramos amantes y muy buenos amigos al mismo tiempo. Él me cuidó, me atendió. Para alguien como yo, que siempre había cargado con la carga de mi familia, cada día parecían vacaciones.

Aunque ambos estábamos ocupados (Dolph hacía dos o tres películas al año), planeábamos constantemente nuestra próxima escapada romántica. Una vez, Dolph me llevó a comprar un vestido a París y nos encontramos con su exnovia Grace Jones. Si bien sabía que habían tenido una aventura larga y tormentosa, no veía nada de qué preocuparme. Grace estaba con su nuevo marido. Ella y Dolph eran corteses y distantes. Ambos habían pasado página, pensé.

Me olvidé por completo de Grace Jones cuando Dolph y yo regresamos al Crillon, pasamos el vestíbulo de mármol de Siena y entramos en nuestra suite con patio. Saqueamos nuestro refrigerador en busca del Taittinger que había allí lleno de hielo, y cuando nos tocamos sentí el calor de la primera vez que nos vimos, cuando nuestra cama estaba llena de diamantes.

Dolph vino a ver a mi familia a Panama City; Conocí a su madre en Estocolmo. Nos bajamos del avión allí y nos encontramos con una lluvia de fuegos artificiales, lo que parecía sucedernos todo el tiempo, dentro y fuera de la cama. "Sabes que pedí esto solo para ti", decía Dolph.

Unos meses más tarde, después de que el motel Thomas Drive quedara destruido en un incendio eléctrico, mi madre se mudó temporalmente a mi casa alquilada en el Pacific Coast Highway, mientras Dolph y yo alquilábamos una casa con vistas al agua en Malibu Beach Drive.

Atesoré cada hora que pasamos allí. Hacíamos ejercicio y trotábamos en la playa, y luego nos apresurábamos a hacer el amor a cualquier hora del día o de la noche. Una mañana me reservaron un vuelo a las siete para trabajar en Cabo San Lucas. Dolph y yo nos levantamos temprano para desayunar juntos, y en algún momento me di cuenta de que no tenía intención de ir a ningún lado. Llamé a mi agente, desperdicié un día de 6.000 dólares con un fotógrafo de grandes ligas y me acurruqué de nuevo en los brazos de Dolph.

Incluso un romance perfecto, por supuesto, tiene margen de mejora. Una vez Dolph parecía inusualmente pensativo y le pregunté qué estaba pensando. Gran error.

"A mis amigos les caes bien", comenzó, "mi familia te ama, todo es maravilloso. ¿Pero te das cuenta de que salimos en todas las comidas y que tú no cocinas nada?"

Sabía que ésta no era una queja menor. Como muchas personas corpulentas, Dolph se tomaba en serio su comida.

Me eché a llorar y lo primero que hice fue llamar a mamá. Para mi sorpresa, se enfadó. Después de años oyéndola decir: "Mira cómo cocino esto o algún día tu esposo te traerá de regreso y me dirá: '¿Qué le enseñaste a esta niña?' " en lugar de eso, ella decía: "Deberías conseguirte una cocinera". Lo segundo que hice fue leer el Libro de Cocina de Betty Crocker, de principio a fin. La noche siguiente cenamos pollo quemado, pero aprendí. No mucho después, volvía corriendo de una sesión fotográfica para Town & Country, me ponía un delantal y preparaba Óscar de ternera para una cena de doce personas. Incluso preparé samlur, un pastel sueco de hojaldre relleno de pasta de almendras y nata fresca, coronado con azúcar glas y leche caliente. El resultado fue celestial, y me llevó tanto tiempo como construir un puente colgante.

La hice con mucho gusto. Haría cualquier cosa, haría cualquier cosa por Dolph. Me esforcé por hacerlo feliz; mis días dependerían de su sonrisa de aprobación.

Pero a finales de 1987, cuando parecía que estábamos más cerca, comenzaron los bombardeos. Dolph llegaba inexplicablemente tarde -con horas de retraso- a una de mis cenas gourmet. Enfurecida, lo regañaba y llamaba a mi madre para que me recogiera. (Mamá, que adoraba a este hombre, me decía: "¿Y ahora qué has hecho?") Hice las maletas y me fue a los cinco minutos, dejando atrás a un Dolph en llanto.

Las drogas resultaron ser una brecha más seria entre nosotros. Me había movido en círculos donde abundaba la cocaína y la había probado. Pero no podía confiar en la gente cuando estaba drogada. Había aprendido por experiencia que la coca hablaba, no la verdad. Cuando creces con un padre y un padrastro alcohólicos, el consumo de drogas pierde todo su encanto.

Por otro lado, sabía que Grace se había drogado mucho con Dolph; para él era: "Si me quieres, también lo harás". Así que intenté durante un tiempo seguirle el ritmo, pero no había manera. Dolph era mucho más grande que yo, para empezar. Pero era más que eso: Cuando me miré en el espejo al bajar, no me gustó quién me miraba.

En noviembre conseguimos dejar a un lado nuestros problemas. En Namibia para rodar una película titulada Red Scorpion, Dolph me pidió que le acompañara en su cumpleaños. Para celebrarlo, compré una tarta de queso y chocolate en Cheesecake Factory, nuestra favorita. Cambié de avión con esa tarta de queso en Londres, Zúrich y Johannesburgo.

En Namibia me sentí locamente enamorada, simplemente loca por ese hombre. Dolph parecía estar conmigo, paso a paso. Cuando llegué a casa, corrí al teléfono para llamar a su habitación de hotel; no podía esperar a escuchar su voz profunda.

En su lugar, contestó una mujer. Incluso antes de que se identificara y dejara claro qué hacía allí, supe que era Grace.

Dolph me estaba engañando. Hasta entonces me negaba a creer que la gente pudiera hacer esto. Si realmente amas a alguien, ¿cómo podrías lastimarla de esa manera?

Unas semanas antes de cumplir veintiún años, tuve mi primera verdadera angustia y lo tomé muy mal. Dolph se apresuró a hacer las paces. Me envió tres docenas de rosas rojas al día durante semanas y una avalancha de cartas llenas de lágrimas. Tiré las flores y no le respondí. Estaba enojada más allá de las palabras.

El 10 de diciembre Dolph envió por correo un clásico, uno para el Salón de la Fama de los Mentirosos. Grace había ido a Namibia a instancias suyas, confesó; había hecho algo horrible y se sentía muy mal por ello.

Pero espera, él había tenido sus razones. Me estaba volviendo "demasiado posesivo". Estaba perdiendo mi "individualidad". Debo aprender, escribió Dolph, "a no entregarme completamente a nadie a menos que esté perfectamente seguro. Siempre guarda una parte de ti para ti, lo que de todos modos te hace más misterioso y atractivo. Y, desafortunadamente, nunca confíes en un hombre".

Cerró con un "Paula, intenta sonreír" y dibujó una carita feliz junto a su firma.

Intenta meterte el pie por el culo, pensé. Por lo que podía ver, las cartas de Dolph eran las divagaciones de una conciencia culpable, el juego de piernas de un hombre que me había llamado su prometida pero aún no tenía un anillo.

Dolph decía que le importaba demasiado, pero yo siempre había pensado que era imposible. ¿Cómo puedes preocuparte demasiado, o amar demasiado? ¿Cómo puedes cercar tu corazón?

Ahora estaba empezando a dudar de mí misma.

Un día, meses después de nuestra ruptura, finalmente contesté mi teléfono antes de que se activara el servicio. Dolph y yo hablamos durante horas. Después de eso, durante mucho tiempo (demasiado tiempo) intentamos recomponer las cosas. Pero no fue lo mismo.

No ayudaba que Dolph insistiera en que era "normal" que los hombres tuvieran amantes, y casi obligatorio para los suecos. En lugar de contraatacar, me retiraba a la bañera y me sentaba a reflexionar.

Yo era la chica más limpia de Los Ángeles en aquellos días.

Al final, había demasiada culpa por parte de Dolph y muy poca confianza por parte de mí. Pensé que podía perdonar, pero no podía olvidar del todo. Nunca podría sentirme segura con un hombre al que consideraba infiel. ¿Qué pasaría cuando ambos creciésemos y la última generación de chicas siguiera siendo tan joven y atractiva como siempre?

Hicimos un último viaje juntos, a Australia, donde ambos teníamos trabajo. Nunca olvidaré un desfile en el que tuve que extender el brazo y quedarme quieta mientras cortaban las luces. En la oscuridad sentí un poderoso par de labios besando mi brazo. Era Dolph, que había comprado una mesa en primera fila y había traído a su compañero de reparto, Lou Gossett Jr. Esa pequeña sorpresa casi me hace caer del escenario, pero pensé que fue muy dulce.

Para entonces Dolph ya había descubierto su problema: las largas separaciones. "Si estamos separados por más de dos semanas", dijo, "es entonces cuando comenzarán los problemas".

La prueba se realizó cuando volé de regreso a Los Ángeles para la cirugía de vesícula biliar de mamá. Regresé a Australia dos semanas y media después. Dolph había sido fiel a su advertencia. En un concierto de Los Rolling Stones en Sydney durante mi ausencia, me dijo, había conocido a una chica y se había acostado con ella. No fue gran cosa, dijo Dolph, sólo una aventura de una noche.

Al día siguiente lo dejé, por última vez.

Era 1989, un año de cambios. Mamá estaba lista para volver a Florida. Se sentía sola en Los Ángeles, y su artritis se había agravado allí hasta el punto de que algunas mañanas no podía ponerse las medias. Así que nos compré una casa espaciosa con tragaluz en Bay Point, el barrio cerrado que antes nos parecía tan intimidante. Nuestro patio daba a un estanque de patos y a un campo de golf. Mi madre se mudó ese invierno a la casa que se merecía desde hacía tiempo.

También necesitaba una nueva base para mi trabajo como modelo. Los Ángeles era imposible. Todo allí me recordaba a Dolph, y me aterraba la idea de encontrármelo. Era hora de volver a Nueva York. Alquilé un apartamento en Gramercy Park, luego llamé a Elite y les dije: "Estoy lista para ir a trabajar".

Elite representó el paso definitivo en su carrera. Lo pospondría por algún tiempo; Me sentía contenta trabajando con Victor y viviendo con Dolph. Tenía un grupo de clientes habituales (la empresa de catálogos alemana y Victoria's Secret, entre ellos) y me ganaba la vida sin esforzarme demasiado.

Ese primer mes compré un condominio de una habitación en la "Golden Mile" de Wilshire Boulevard, en Westwood. No era un palacio, pero tenía un balcón, un portero y un vestíbulo con flores frescas y arte moderno. Sobre todo, era mío, fruto de mi independencia ganada con tanto esfuerzo. Había perdido a Dolph y no había ningún otro hombre en el horizonte. Pero yo tenía una vida real y ese condominio era la prueba de ello.

Dolph y yo tuvimos unas cuantas citas muy maravillosas, y luego una explosión final. Dolph me hizo una jugada más. Dolph estaba sentado en mi apartamento cuando Apples, mi cachorra de Yorkshire se subió al respaldo del sofá para besarle la mejilla. Dolph, ese buitre, sacudió el dorso de su mano y tiró a mi perrita al suelo, con sus tres kilos de peso. Esa fue la gota que colmó el vaso. Puedes meterte conmigo, pero no toques a mi perra.

Estaba en una de mis raras salidas a Rodeo Drive para cortarme el pelo. Mi amigo Laurent, el dueño de Privé, me había peinado gratis desde que tenía dieciocho años y todavía nunca me cobró ni un centavo. De repente sonó la bocina de un auto detrás de mí: era Dolph Lundgren. Tomamos una taza de café y pasamos una hora relajada juntos. Apenas sentí una punzada por el pasado.

Vi a Dolph solo una vez más, en uno de mis exitosos sueños en tecnicolor. Estaba acostada en una cama con los brazos extendidos y la cabeza caída sobre el borde. Mis ojos estaban muy abiertos. Estaban mirando a Dolph.

Tenía un enorme cuchillo en la mano.

Ya lo había usado en mi garganta.

vanseagal escribió:Dolph se vería mejor con su actual esposa, Emma Krokdal, si el tuviera 30 o al menos 40 años, pero ya está muy viejo para andar con una mujer veinteañera, pero bueno, son caprichos que se pueden dar los hombres y mujeres mayores con fama y dinero.



Dolph con sus tres hijas... perdón, con su esposa Emma Krokdal y sus dos hijas, Ida y Greta.

Con la relación con Paula Barbieri, pues, era la típica de Hollywood, donde un actor tiene su novia formal, pero sale con otras, créeme, Lundgren no es el único en llevar una vida de fiestas, mujeres, orgias, alcohol, drogas, hoteles, y rodajes de aquí para allá, es la vida de por sí que lo introdujo Grace Jones y es la que vivió por si solo cuando se hizo famoso. Él se nota que para las relaciones de pareja es inestable, con la que más duro fue con la sueca Annette Qviberg, y supongo que por sus hijas, por darles una vida familiar estable (cosa que el no tuvo) a las que se ve que si quiere bastante. La cosa es que cuando estas metido en el mundillo de Hollywood, la pareja que tenga al lado, tiene que tragarse sus celos y permitir infidelidades porque es una norma del medio no establecida, si la chica es tu esposa, pues, para el mundo es la esposa, las otras no son nadie, son simplemente amantes, y es lo que para mí le ha tocado también vivir a la mujer de Van Damme, Gladys Portugués, que a mi parecer, es otro como su colega Dolph Lundgren, y como decíamos en otro post con el caso de Will Smith, no se divorcian porque hay intereses económicos, aunque a Dolph se ve que no le importa cuando se encapricha con una mujer, parece que pierde la cabeza, y ahora más que esta mayor y le gustan las jovencitas. Para mí él se divorció de Annette Qviberg porque se encapricho con Jenny Sandersson, así como en su momento le paso con Grace Jones y seguramente le pasa con Emma Krokdal. Eso sí, algo que no se pueden quejar sus mujeres, a todas parece que les enseña algo de Karate, les enseña a defenderse.

perroviejo130_ escribió:Para mí la mejor mujer con la que ha estado Dolph es con Paula Barbieri, tenía muy buen cuerpo y era guapa, Emma tiene también un cuerpo increíble, pero la cara no me convence del todo, me recuerda a esas chicas que se hinchan la cara con botox y cosas raras, supongo que está con Dolph solo por el dinero según mi punto de vista, pero eso me la pela porque solo soy fan de el por sus películas increíbles.
A todo esto, alguien sabe cuándo sacará Dolph su documental, porque ya me he visto el de Arnold, que ha sido espectacular, el de Sly, que me ha parecido corto y en el de Van Damme me pareció muy raro que no entrevistaran a Dolph.

vanseagal escribió:Bueno esta en líneas generales, pero es cierto que parece a una de estas rubias plásticas que salen en el cine porno.

Michael Van Damme escribió:Muy revelador todo... me imagino que alguien habrá pulido la redacción de Paula al contar sus vivencias, y si no fue así, sabe contar historias, pero me imagino la habrán asesorado.

Dicen que el poder absoluto corrompe absolutamente, podría ser cierto. Yo soy de los que se guían mucho de la vista y cuando estoy en la calle o alguna tienda, y encuentro a una mujer particularmente llamativa, pierdo la calma ya he llegado a hablar a algunas si considero prudente. En mi pasado llegué a tomar fotos para el recuerdo el caso es que algunas siluetas tienen algo, no sé, te hacen recordar el momento, quizás sea también por el misterio de no saber cómo hallarlas de nuevo...

La historia de las infidelidades es un tema que se repite y se repetirá por toda la eternidad, no solo de la humanidad, he visto grabaciones dónde animales intentan aparearse con otros miembros y llega la que parece ser, "la pareja oficial" y se interrumpe todo

No me consta al 100% pero tenemos sospechas que mi padre tiene una familia escondida, por eso de las deudas grandes e inexplicables... Yo llevo un tiempo sin tener relación formal, veo mujeres ocasionalmente y sin compromiso, pero he notado que incluso en esos casos, una o ambas partes lo toman como si fuera serio, y tampoco es bonito

Muy mal por Paula, hacían buena pareja y tuvieron grandes momentos, según lo relatado. Hay que quedarse con ello.

Michael Van Damme escribió:

Que lindos momentos esos cuando una cara desconocida te atrapa. El último que presencié así fue en marzo de 2022, se estacionó el auto de mis padres afuera de una tienda, pude haberme quedado en el auto, lo consideré, pero bajé.  Pasaba por el área de panadería y en medio de la fila que hacían las personas para cerrar su pedido, ví a una chica aproximadamente de 25 años, delgada, con unas piernas y pantorrillas gruesas y definidas algo así, pero ligeramente más gruesa:



Me enamoré, quise tomar una foto, pero habían demasiadas personas, y tampoco hallé un pretexto para hablarle, después de un rato fingiendo que seleccionaba pan, ví que se fue con un muchacho con aparente discapacidad mental. Bueno, fue un tremendo gusto que no olvido.

Muchas veces he tomado fotos, he hecho carrera haciéndolo solo que algunas ocasiones parecen mirar a la cámara como me pasó cuando fotografié a Tania de la escuela y da miedo que te digan algo.

Cuando te animes a hablarles diles que Michael Van Damme envía saludos

vanseagal escribió:Bueno, para practicidad del post, yo le di sentido, le di un orden, fui juntando los pedazos, porque realmente ella va hablando de su relación con Dolph Lundgren por partes...

vanseagal escribió:
Bueno, para practicidad del post, yo le di sentido, le di un orden, fui juntando los pedazos, porque realmente ella va hablando de su relación con Dolph Lundgren por partes...